viernes, 16 de diciembre de 2011

Dictamen del 23/11/2010 sobre la casa de Alfonsina Storni

AlfosinaStorni.jpg

CASA QUE HABITÓ ALFONSINA STORNI. 
DICTAMEN Nº 28

Noviembre 23, 2010 por cpphc

La CPPHC resuelve:

Acompañar el proyecto de catalogación del inmueble de Terrada 578.

Destacar, el elevado valor simbólico de dicho inmueble toda vez que el mismo fue
residencia de una de las plumas más destacadas y masivamente reconocidas de
Argentina.

Señalar la importancia de incluir dicho inmueble como bien integrante del patrimonio
histórico cultural de la Ciudad de Buenos Aires en el marco de la Ley 1227 en la
categoría de sitio histórico, dado que sus fuertes vínculos con acontecimientos del
pasado así lo ameritan.

Solicitar a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, tenga a bien recomendar a
la Autoridad de Aplicación de la Ley 1227 para que arbitre las medidas necesarios
tendientes a lograr, de modo efectivo, la preservación y difusión de los bienes
integrantes del Patrimonio Cultural de la Ciudad cuya titularidad corresponda a
dominio público o privado .

Según diversos testimonios, Alfonsina Storni habría vivido en esta propiedad, de la cual
era inquilina, entre los años 1916 y 1917. En 1997, su hijo Alejandro Storni –nacido en
1912– recordaba, de manera borrosa, haberla habitado cuando tenía cuatro años.

Josefina Delgado, autora de Alfonsina Storni, una biografía esencial, explica que
Alfonsina Storni:

“vivió en muchísimas casas, porque en los años treinta era muy sencillo mudarse
de una finca a otra. En el barrio de Flores, por ejemplo, habitó tres viviendas. Una
en la calle José Bonifacio 2011, otra en Esteban Bonorino esquina Lobos (actual
Gregorio de Laferrere), y una tercera que podría ser la de Terrada 578, pero yo no
pude corroborarlo con documentación de la época”.

Sin embargo, tanto los vecinos del barrio como la familia Faur, propietarios de la casa
en la década de 1990, afirman que, efectivamente, la casa fue habitada por Alfonsina.

Existen otras versiones que indican que Alfonsina vivió en dicha casa entre los años
1934 y 1938, cuando ya era colaboradora de las secciones literarias de los diarios
Crítica y La Nación y tiempo antes de enfermarse gravemente de cáncer de mama.

Cuando Fernando de la Rúa asumió la conducción del gobierno porteño, los vecinos
de Flores presentaron a María Sáenz Quesada, Secretaria de Cultura del Gobierno de la
Ciudad, una inquietud para que parte de los 100 mil millones de pesos del presupuesto
comunal se destinara a la compra del histórico edificio. En el mismo sentido, el
Presidente del Consejo Vecinal de Flores, Carlos Demarco, inició una cruzada con la
intención de recuperar esta finca para crear un centro de difusión cultural.

La casa formó parte del circuito “Geografía literaria”, organizado por la Dirección
General del Libro del Gobierno de la Ciudad.

La vivienda que se desarrolla en una sola planta responde tipológicamente al
esquema de la casa de medio patio rectangular. Históricamente, formaba conjunto
con tres viviendas hacia la esquina de Aranguren, duplicando el tamaño del patio.
Estilísticamente se inscribe dentro de la corriente italianizante con sus variaciones
locales.

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